Araucaria, especie en peligro.
Nuestra Araucaria, verdadero dinosaurio del mundo vegetal, está siendo afectado por extraña enfermedad.
Este año nos hemos enterado de que nuestra Araucaria araucana (Pehuen para los Pehuenches, habitantes originales de la zona donde crece esta especie) está siendo afectada por un flagelo -el cual aún no se conoce bien- que las deseca, comenzando por la punta de las ramas que toman un color café, hasta terminar en la muerte del árbol. A raíz de esto se están tomando algunas medidas entre las cuales cabe mencionar -por su impacto social- la restricción del comercio de su fruto el piñón.
La Araucaria es un árbol de gran longevidad, alcanzando algunos ejemplares los 2000 años de edad. En cuanto a su origen, como señala el académico y experto de la UFRO Rubén Carrillo, sería el bosque más antiguo del planeta, o sea un equivalente vegetal de lo que son los dinosaurios.
En el pasado la Araucaria fué intensamente explotada por su excelente madera, hasta que debió ser declarada «Monumento Natural» en 1990 a fin de preservarla. Un 75% de la superficie mundial de esta especie se encuentra en Chile y el 25% restante en Argentina.
A pesar del flagelo que afecta a la Araucaria y del grave peligro que ello entraña para esta extraordinaria especie, Chile no ha tomado aún la decisión de declararla «En peligro de Extinción», manteniéndola solamente en la categoría de «vulnerable». Quiero destacar que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) la tiene catalogada en lista roja y que recientes observaciones indican que, solo en la VIII región, el 50% de las 30.000 hás. de Araucarias existentes (de Aprox. un total de 250.000 a nivel país) están afectadas por la «enfermedad».
Este siglo graves incendios han afectado al territorio donde crece la Araucaria, entre ellos los de mayor envergadura fueron el de la reserva «China Muerta» el 2015 cuando se consumieron 6.600 hás. y los dos grandes incendios en la «Reserva Forestal de Malleco» los años 2002 cuando el fuego arrasó con 14.536 hás. (duró 74 días) y el 2015 en que se consumieron 6.030 hás., entre ambos incendios se quemó más de la mitad de la superficie de esta reserva, el área silvestre protegida más antigua de Sudamérica.
Aunque tras la ocurrencia de incendios la Araucaria y otras especies de su ecosistema tienden a regenerarse con cierta rapidez, lo más probable, a menos que hablemos de lugares muy inhóspitos, es que sean esas otras especies las que primero colonicen los nuevos espacios dada su mayor adaptabilidad, entre ellas destacan Ñirre, Lenga, Coihue, Raulí y Roble (en menor medida este último) todas ellas del género Notofagus.
Estos incendios pusieron nuevamente en evidencia lo precario de nuestra institucionalidad a este respecto. Cuando tenemos una crisis «in crescendo» producto del cambio climático y el agotamiento de los recursos hídricos, cabe esperar que las autoridades tomen medidas de peso, «a grandes males grandes soluciones» reza el dicho popular. Sin embargo estas soluciones no se avizoran por el momento y debemos conformarnos solo con blabla en los medios masivos. Es altamente probable que los incendios van a ser una constante en lo venidero, por ello las autoridades debiesen ya poner la mirada en el futuro y mejorar el control de incendios con inversiones que estén a la altura de esta problemática, empezando por la educación de la población y la profesionalización de quienes laboran en el control de incendios, que pasa también por aumentar sus sueldos.
Actualmente Chile posee varios sitios que han sido declarados Reservas de la Biósfera por la UNESCO, lugares que alcanzan esta distinción por ser destacados a nivel mundial, la más conocida en nuestro país es Torres del Paine. Una de las Reservas de la Biósfera recientemente constituidas en nuestro territorio es la Reserva de la Biósfera «Araucarias», que abarca desde el límite norte de la IX región (Reserva Forestal de Malleco) hasta la zona de los volcanes Villarrica y Lanin, en el límite sur de distribución de la especie. Si bien es cierto la figura de reserva de la biósfera es «no vinculante», es decir no obliga al país a tomar medidas o proteger de alguna forma estos lugares, el hecho de constituír una reserva de la biósfera entraña una responsabilidad, para el país que la acepta, con respecto a un ecosistema, paisaje o riqueza natural que se estima de interés mundial.
Sitio web Reserva de la Biósfera Araucarias
El territorio de la Araucaria está en el foco de quienes pretenden generar electricidad a partir de los recursos hídricos allí existente, consideremos por ejemplo que el proyecto central de pasada agua viva, en el límite norte de la Reserva Forestal de Malleco, considera el uso de tronaduras en medio del bosque nativo aledaño a la Reserva, así como la disminución del caudal del río Renaico en la misma Reserva sector Los Guindos. ¿Cómo va a ser energía limpia esto? La vocación de estos territorios es eminentemente turística, lo cual es perfectamente coherente con el cuidado de los bosques y las aguas que allí tienen sus fuentes y riegan el valle central. Asimismo el turismo promueve el desarrollo de las economías locales.
Nuestra Araucaria es un tesoro que debemos cuidar, Chile no debe permitir que intereses egoístas, amparándose en argumentos falaces, simplemente vayan allí a generar ganancias en desmedro de los territorios, las aguas, los bosques, el clima y la gente que allí habita.
Se deben tomar medidas, aparte de restringir la comercialización del piñón, para preservar esta valiosa especie, ojalá que Chile despierte a tiempo y las futuras generaciones no deban conformarse solo con ver fotografías de estos bosques únicos.
Respecto a la generación de energía, el 2017 cuando los sistemas del norte grande y de la zona central se unan (proyecto Polpaico – Cardones) habrá suficiente. Si faltase ahí están el potencial mareomotriz, el geotermico y otros, esperando por quienes tengan la visión y el ñeque para ir por ellos.
Y una pregunta final: ¿Y si la muerte de las Araucarias es por lluvia ácida causada por procesos industriales y quema de combustibles?