Araucanía, itinerario medioambiental

el Malleco mirando al oriente de Collipulli

La paz en La Araucanía se firmó el año 1882 en el Cerro Ñielol, y con ello la depredación de este territorio tomo un impulso que aún continúa.

¿Qué pasó con la potencia triguera que otrora fué nuestra Araucanía después que las lluvias lavaron el humus sobre el cuál crecía el trigo «rindiendo a razón de ciento por uno» sin necesidad nada más que de tirar la semilla sobre la tierra, permitiendo incluso la exportación del mismo? Las primeras cosechas fueron generosas, los bosques una vez talados o quemados dejaron un terreno fértil formado a través de centurias y tal vez milenios, sin embargo después de unos años el rendimiento de los suelos decreció ostensiblemente, pero como nuevos suelos eran permanentemente incorporados a la producción triguera La Araucanía siguió siendo por varios años «El granero de Chile». Cuando las intensas lluvias lavaron la tierra y los terrenos disponibles se terminaron, simplemente entonces se acabó la bonanza, ¿Que quedó de toda la riqueza producida? Un territorio que actualmente se encuentra entre los más pobres de Chile. Los mejores suelos aún son productivos pero ya no es la exhuberante productividad de antaño, muchos terrenos están degradados y algunos de ellos inservibles.

En la actualidad las plantaciones forestales han reemplazado los cereales (eran trigales principalmente) en grandes extensiones del valle central y la precordillera de este territorio. Entre Mulchén y Collipulli la ruta 5 sur discurre entre plantaciones forestales de especies exóticas y siembras de cereales las que durante los últimos 25 años han cedido más y más espacio a las plantaciones; mucho antes esto fué bosque nativo probablemente matizado con praderas y una de las zonas donde el profesor de la Universidad de Chile Rodolfo Gajardo (QEPD) identificó la presencia del tipo forestal que él llamó «Roble – Peumo», aquí casi nada queda de él (quien sabe si en el resto de Chile), hay algunos vestigios en La Esperanza y en la quebrada del Malleco, el bosquecito que estaba en la ruta 5 sur a la entrada de Mulchén al lado del fundo Picoltué ha sido reducido hasta casi desaparecer.

Si vas a La Araucanía, no a La Araucanía pujante y esplendorosa de Pucón y Villarrica, extraordinaria geografía la de quellos parajes que duda cabe, sino a La Araucanía de Lumaco, de Ercilla o de Pidima y miras los cerros enclavados en esos territorios, los cerros del Guayanco (búscalo por Alboyanco en la web) o los cerros de Chiguaigue por ejemplo, vas a ver como esas tierras antes generosas se encuentran degradadas, verás famélicas siembras de trigo en algunos lugares, plantaciones de pinos y eucaliptos cubriendo otros y donde tras 30 o 40 años de manejo de plantaciones forestales ya no es rentable reforestar, allí proliferan las malezas y en algunos casos los suelos están desnudos. Los bosquecillos de robles (Nothofagus obliqua), arrayanes (Luma apiculata), canelos (Drimys winteri), peumos (Cryptocarya alba), lingues (Persea lingue), coigues (Nothofagus dombeyi), laureles (Laurelia sempervirens), boldos (Peumus boldus) y olivillos (Aextoxicon punctatum) que sobreviven estoicos en cumbres y quebradas son solo sombras de la magnífica floresta original; en muchos lugares es posible observar cárcavas y socavones en la tierra, como por ejemplo en los cerros al poniente de Pidima por el camino a Chihuaihue. Cabe destacar que quedan tres bosques relictos en buen estado de conservación en esta zona, en los cerros Adencul, Rucamanque y Ñielol, de norte a sur en ese orden. Aunque su superficie es minúscula en relación con el tamaño del territorio demos gracias a Dios por que están legalmente protegidos, una nota de cordura entre tanto estropicio.

Los bosques originales frenaban el agua de las lluvias, agua que se deslizaba por el follaje, que descendía entre los musgos, líquenes y hongos que crecían sobre los troncos de árboles centenarios, infinitas gotas de agua escurrían hasta formar pequeñas vertientes y aunando fuerzas formaban cursos de agua cada vez mayores, asimismo se infiltraban en el subsuelo alimentando las napas subterráneas. Después que los húmedos bosques y su enorme bioactividad -donde cada hilo de agua tenía su lugar en el ecosistema- fueron arrasados, cuando las lluvias torrenciales del (en ese entonces) largo y lluvioso invierno lastimaron y empobrecieron los suelos -que ya no contaban con el bosque que amortiguaba la lluvia -esta prodigiosa red hídrica perdió su vigor y el caudal de los ríos se redujo dramáticamente (proceso de disminución que continúa). ¿Quién podría creer al cruzar la ruta 5 sur a la altura de «Villa La Esperanza» y mirar el río Renaico (en el límite de las regiones VIII y IX), que por este río navegaban balseros guiando corriente abajo balsas hechas con grandes troncos amarrados, llevando hacia los aserraderos la madera explotada en las montañas de Jauja, San Andrés y El Amargo?

La enorme cantidad de sedimentos que las lluvias arrastraron al erosionar la tierra, se acumularon en las partes bajas de los ríos en su trayecto hacia el mar. El Bio Bio en el siglo XIX era navegable hasta Nacimiento (en el borde occidental del valle central), actualmente como producto del embancamiento de su cauce no es navegable Léelo aquí.

Manuel Bunster, reconocido empresario del siglo XIX de esta región, hizo parte de su gran fortuna explotando «La Montaña de Curaco», probablemente en ese tiempo el recurso parecía inagotable pero ¿Que quedó de aquellos inmensos bosques?, en «Curaco», en «El Catorce» y en «Cato» solo quedan vestigios de nativo arrinconados por inmensas plantaciones de eucaliptos. La corta de los mejores árboles del bosque denominada «Floreo» empobreció el patrimonio genético vegetal (válido esto para el resto de Chile), de hecho en los primeros tiempos de la explotación forestal en la precordillera de la provincia de Malleco se cortaban los mejores ejemplares solo de Raulí (Nothofagus pumilio), una vez que se terminó con ellos se continuó con el resto (capítulo aparte es el de la Araucaria). Los bosquetes sobrevivientes son solo vestigios de los originales que -desde un punto de vista estrictamente económico- solo sirven para hacer leña de ellos (aunque desde un punto de vista ecosistémico su valía es mayor), el material genético de los mejores árboles ya no está presente por lo que los árboles jóvenes son hijos de los de «segunda selección» se podría decir. Madera propiamente tal queda poca, excepto si nos internamos en la cordillera.

Mi tío político Juan Guzmán Sánchez (QEPD) me contó como a la edad de 10 años, por allá por 1930, trabajó en un lugar llamado «La Coigua 5» en el sector de El Amargo anotando las partidas de madera de Raulí que se despachaban y de como los troncos de los árboles eran bajados de los cerros -en ausencia de caminos- en canoas hechas a base de corteza de los mismos árboles del lugar, una vez que los troncos llegaban al fondo del valle su tamaño hacía imposible levantarlos según me dijo, así que para poder subirlos a los camiones debían antes partirlos por la mitad mediante un tiro de dinamita. Que maravilloso hubiese sido que siquiera algún relicto de ese bosque original se hubiese conservado para la posteridad, lamentablemente ello no ocurrió.

¿Es más rentable plantar eucaliptos que manejar el bosque nativo existente?, en la mayoría de los casos la respuesta probablemente es sí, al menos en el corto plazo. Sin embargo necesitamos recuperar el bosque nativo para lo cual éste debe revalorizarse. Para hacer esto hay que frenar la expansión de las plantaciones de eucaliptus hacia nuevos terrenos (ojo con Chiloé donde está comenzando a expandirse el eucalipto, no queremos que la construcción del puente Chacao sea el equivalente para Chiloé de lo que fué la firma de la paz para la Araucanía, el punto de partida de la devastación a gran escala) e incentivar el manejo del bosque nativo mediante políticas públicas que apunten en ese sentido, estamos ad portas de un desastre ecológico y las autoridades «no quieren» o sencillamente «no son capaces» de abrir los ojos, California está tomando medidas lo más rápido posible ante la peor sequía en más de 1.000 años, ¿Que esperamos nosotros para tomar medidas? o estamos esperando a que la situación empeore, vemos a nuestros políticos reaccionando en cámara lenta, como si esto sucediera en otro planeta y cuando toman medidas estas son de forma y no de fondo, el asunto es serio, estamos ante un problema de verdad, no basta con hacer más represas porque estas son inútiles si no hay agua que acopiar, de hecho ya hay embalses totalmente secos en la IV región, monstruosas e inútiles obras de ingeniería en medio de parajes resecos, como diciéndonos que esa no es la forma de enfrentar el problema, sino cuando más un paliativo. Necesitamos líderes que se den cuenta que cuidar el agua es asegurar las posibilidades de prosperidad para nuestra gente, que el agua dulce de calidad es cada vez más escasa en nuestro planeta, necesitamos personas generosas que tengan la visión para leer los nuevos escenarios y la audacia para avanzar y tomar el toro por las astas en relación con las nuevas problemáticas que nos va planteando el mundo, esto requiere acción ahora, no pasado mañana.

¿Que se está haciendo con los terrenos después de que se han realizado dos o tres cortas de eucalipto o pino? ¿Alguien está observando o monitoreando este proceso? o es preferible voltear la cara y mirar para otro lado. Lo que yo he observado es lo siguiente, al realizar una plantación puede que se haya respetado (como exige la normativa) las quebradas con cursos de agua, es decir puede que se haya dejado una galería de bosque nativo bordeando una quebrada hasta una distancia de 15 a 20 metros por cada lado, unos años después (normalmente 24 en el caso de los pinos y 11 los eucaliptos) al realizarse la tala de la plantación, algunos árboles al momento de ser cortados caen sobre el bosque nativo quebrando y rompiendo lo que al principio había sido conservado, después al realizar la segunda tala vuelve a suceder lo mismo y el área del bosquecito nativo sigue reduciéndose, puede que el espacio robado al nativo sea también plantada con exóticas, finalmente tras unos 30 – 40 años ya no queda bosque nativo, las quebradas están completamente plantadas con exóticas o simplemente son cerros y quebradas abandonados, degradados, donde ya no es rentable reforestar, suelos colonizados por malezas o simplemente desnudos. En muchos lugares prolifera la camorra también conocida como carrumba o yaqui (Ulex europaeus) arbusto resinoso que arde rápidamente por lo que su presencia facilita la propagación de incendios y que tiene la particularidad de arder hasta la raiz, así el fuego queda encendido bajo tierra y los focos de incendio reaparecen cuando a simple vista está todo controlado, hace pocos meses esto sucedió en la zona de Puerto Montt. Puedes ver como esta maleza coloniza el cerro de Meulén en Gorbea si, tras atravesar el puente Salinas sobre el río Donguil, viras a la derecha y comienzas a avanzar por el camino hacia el río Tolten. En muchos suelos también prolifera la zarzamora (Rubus ulmifolius) y en otros lugares simplemente la tierra está desnuda y reseca.

Es difícil hablar de la Araucanía, de sus tierras arrasadas, de sus vertientes secas y no referirse a la llamada causa mapuche. La entrega de tierras no ha sido suficiente para frenar la violencia, no me cabe duda que en este territorio confluyen oscuros intereses que van más allá de la problemática mapuche y que se alimentan de ella. Por alguna razón, el caos y el miedo que genera la violencia a algunos les es provechoso, la devaluación de los terrenos, la especulación con los precios de las tierras para algunos es ganancia. Sabemos que la pérdida de los ecosistemas es brutal, porque en medio de este caos y violencia ¿Quién se preocupa por el medioambiente?, mientras los campos se van poblando cada vez más de camiones aljibes en verano producto de la escasez hídrica, ¿Quien asume «alguna» responsabilidad por esta degradación del territorio?. No tengo la panacea para traer la paz a esta zona pero no me cabe duda que se debe trabajar con la gente que ahí habita, en un proceso de largo aliento, con mística y con un enfoque multidisciplinario, donde las temáticas medioambientales deben ser abordadas también como parte del proceso. Asimismo el concurso de las autoridades para avanzar es imprescindible porque sin políticas adecuadas, sin una ejecución coherente, sin una dirección firme poco se puede hacer.

¿Podemos recuperar nuestros cursos de agua, nuestras vertientes y nuestros ríos?, estoy seguro que sí, los estudios llevados adelante por el profesor Lara de la Universidad Austral demuestran que esto no solo es posible sino que los resultados se ven rápidamente, el día que no estamos avanzando estamos retrocediendo por lo que debemos actuar ahora ya.

05. junio 2015 por mauriciopoo
Categorías: Agua y Bosque Nativo | Deja un comentario

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